Mi derecho al SONQ’OI NANAN


El cuadro se llama LOS AMANTES del pintor surrealista belga René Magritte (1898-1967) Los críticos dicen que se trata de un cuadro sobre el amor prohibido. El desear besarse y no poder, el querer tocarse y no poder. Esa falta de contacto físico también produce tristeza. Foto: renemagritte.org

¿Cómo no estar tristes? Sería como no tener frío cuando la temperatura está bajo cero, o no tener hambre, cuando estamos sin comer, escribe Carlos Decker-Molina en esta ensayo. Así es, todos tenemos ahora el derecho de ser tristes.

Una aclaración idiomática. Sonq’oi nanaies una expresión quechua que quiere decir corazón doliente, pero puede ser también corazón roto o simplemente tristeza profunda. 

Decidí escribir sobre el tema porque recibí un e-mail de un caro amigo a quien le comuniqué que había caído en el pozo de la depre(sión), entonces me dice entre otras cosas:

“Para sentirte mejor, o mejor dicho, para poner tus sentimientos en su correcta dimensión, deberías decir que estás triste, en lugar de deprimido. La depresión es un estado psicológico que nos afecta independientemente de las condiciones objetivas en que vivimos. Vos, yo, y mucha, mucha, gente estamos en todo el derecho de sentirnos tristes por lo que está pasando. Y raro sería no estarlo. Esto nos limita, nos aísla, nos amenaza y separa. 

¿Cómo no estar tristes? Sería como no tener frío cuando la temperatura está bajo cero, o no tener hambre, cuando estamos sin comer.
De allí, abandonarse a la tristeza es otra cosa. Una trata de salir adelante, y en eso vos sos un maestro. En esos momentos en que caés al pozo, no son los de la depresión inexplicable sino el de una tristeza absolutamente razonable. Mi exesposa diría que en esos momentos ”tenés contacto directo con tus sentimientos”. Señal de que uno está vivo.

Un abrazo y saludos a la Charo”.

Por eso para no confundir tristeza con depresión acudo a la lengua de los quechuas de los que tengo una parte en mi ser y me decido por decir que estoy con SONQ’OI NANAI es decir con el corazón entristecido. Y tengo miles de razones que me hacen pensar en que “la vida es como jilo si sea p’itido, te ha jodiu”que en castellano quiere decir la vida es como un hilo, si se rompe estas jodido”

¿Será que los machos no deben tener tristeza? 

Entonces yo no soy macho. 

¿Será que los machos no deben llorar? 

Entonces yo no soy macho.

¿Será que los machos no sienten dolor?

Entonces yo no soy macho.

¿Será que los machos deben ser valientes?

Entonces yo no soy macho.

Pero …acaso no recitaba a gritos el poema de Alma Fuerte:

“No te des por vencido ni aún vencido …”

Sí, y confieso que de cuando en cuando asusto a mi mujer que me escucha gritar: 

“No te sientas esclavo, ni aún esclavo

Trémulo de pavor, piénsate bravo

y arremete feroz, ya mal herido”

Sí, después de gritar a los aires esos versos, me invadía el SONQ’OI NANAI, esa tristeza que se abría campo entre los escombros de mi lucha contra el encierro.

Así como ahora cuando la tristeza me roba algunas horas mustias.

¿Cuándo abrazaré a Zoe? a ¿Diego Ulises? Son los más chiquitos 

¿Cuándo saldré a la calle sin temores? ¿Cuándo volveré a dar un abrazo a mis amigos? (mi plural es absolutamente inclusivo). 

 Ah… la poesía, esa salvadora musa literaria que ayuda en los grandes y peores momentos. Y, como estoy triste acudo a Benedetti que decía:

“Uno puede entristecerse

por muchas razones y sinrazones

y la mayoría de las veces sin motivo aparente

sólo porque el corazón se achica un poco

no por cobardía sino por piedad”

Mis hijos, mis nietos y mis amigos me saben con vocación alegre. Me gusta hablar (a veces hasta por los codos) En mis años militantes, cómo no bajar línea en los pasillos de la Universidad o en el café de la esquina de las radios y diarios en los que trabajé. Todavía me quedan los reflejos, es que uno olvida lo aprendido. 

Me gusta bailar, recuerdo que mi colega Vjekoslav decía: “Hice un viaje de dos semanas, me despidió Carlosito bailando salsa y cuando volví no había terminado de bailar”.   

No soy una persona triste, pero ésta se mete por algún huequito que la alegría le abre por descuido. Cómo no estar triste si para explicar las muertes de esta pandemia aparece una vieja cita registrada en el Talmud: Dos personas están perdidas en el desierto con agua suficiente para mantener solo a una con vida hasta llegar a un pueblo. Podrían compartirla, si lo hacen arriesgan ambas vidas.

O la historia relatada con mueca risueña en el bar de la esquina. ¿A quien salvarías si sabes que el barco se va a pique, a tu novia o a su madre?Nosotros los de más de 70 somos la madre de la novia. No debiera entristecer, pero que le voy a hacer … es como un gusano que entra debajo la piel y te araña los interiores.

Soy el colmo, pues, incluso me entristece que mucha gente no pudo vislumbrar, antes de la pandemia, que “la solidaridad convierte a una muchedumbre en sociedad” parafraseando a Fernando Savater.

O Lidia Cacho a quien escuché a su paso por Estocolmo mucho antes de la pandemia decir: “Millones de hombres dicen lo mismo: Mi padre fue cruel, me daba golpes, me encerraba o me ignoraba, pero lo hacía por mi bien. Esa es la semilla del machismo”. 

¿Cambiará esa triste correlación de fuerza después de la pandemia?

¿Nos trataremos mejor entre hombres y mujeres?

Cómo no estar triste cuando la televisión informa que “aprovechando la pandemia se han multiplicado los acercamientos digitales de pedófilos a niñas que están en la cuarentena mientras de sus padres médicos, enfermeras o trabajadores de la salud están laborando en los hospitales”

O saber que las mujeres sufren la gran paliza del marido cansado del encierro con “el amor de su vida”.

Sí, querido amigo no estoy deprimido estoy con SONQ’OI NANAI, estoy llana y puramente triste.

Carlos Decker-Molina

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