La brecha digital que reveló la pandemia


Den nya ekonomin- och den nya fattigdomen. Foto: Nelson Antoine / Shutterstock.com

En América del Sur, alrededor de 120 millones de personas no cuentan con acceso a Internet en la región. Con la pandemia la brecha digital esta creciendo todavía mas. La Pandemia materializó con rostro humano las frías estadísticas, escribe Gabriel Levy en esta ensayo.

Aunque desde hace varios años un significativo número de autores y académicos advertimos los riesgos asociados a una creciente brecha digital en América Latina, este fenómeno se mantuvo por múltiples motivos relegado en las agendas informativas, corporativas y en algunos casos gubernamentales. No obstante, y como es frecuente en nuestra región, un acontecimiento relevante como la actual pandemia elevó este fenómeno a “prioritario” ante las inocultables consecuencias sociales.

¿Por qué la brecha digital en Latinoamérica se convirtió en algo prioritario?

Para Benjamin M. Compaine, autor del libro The Digital Divide, el concepto de “brecha digital” se refiere a la división percibida “entre aquellos que tienen acceso a las tecnologías de la información y la comunicación contemporáneas y aquellos que no” y no se necesita ser un experto, para comprender que aquellos que no tienen este acceso, terminan quedándose en una evidente desventaja económica y social respecto de los demás.

En términos prácticos, en el momento histórico actual, el principal factor determinante para medir la brecha digital, es la falta de acceso a Internet, ya sea por la ausencia de conectividad, la mala calidad de esta o por el desconocimiento en su uso.

El reporte 2020 de Datareportal en asocio con Statistas, Globalwebindex: GSMA, “We Are Social” y Hootsuite, evidenció que, a nivel global, 4.500 millones de personas tienen acceso a Internet, lo que constituye un 59% de la población mundial, entendido en términos de brecha digital, que la proporción es equivalente a un “59/41”, es decir que alrededor de 3.200 millones de personas no tienen acceso a Internet en el mundo.

Los mejores indicadores se los lleva Europa en su conjunto con 90/10, aunque si reducimos la muestra exclusivamente a Europa Occidental la cifra sube a un 93/7. En el caso de América del Norte la proporción es 87/13.

En América del Sur, alrededor de 120 millones de personas no cuentan con acceso a Internet en la región y 302 millones aproximadamente, si lo tienen. Esto pone a esta región del mundo por encima de la media mundial con un acceso del 70% y una proporción de brecha del 70/30. La cifra de centro américa y el caribe es similar con una proporción de 67/33. Si bien a simple vista las cifras de Latinoamérica no parecieran ser tan desalentadoras como las de África (27/73), existe otra variable decisiva y que no es tenida en cuenta en muchos de los informes y de las estadísticas: El ancho de band que en términos simples se traduce en velocidad de conexión.

La banda ancha puede medirse ya sea por la velocidad promedio de transmisión de datos en Mega bites por segundo, o en algunos casos la medición puede ser asimétrica, evaluando solamente el canal de bajada o subida de la conexión.

Uruguay, enfocando a internet para todos los alumnos – sin costo

En el caso de América Latina, la mayor velocidad de acceso a Internet la reporta Uruguay y Chile, aunque se considera de acuerdo con el promedio de los estándares oficiales fijados por los gobiernos, que una conexión de Banda Ancha en la Latinoamérica es superior a 20mbps (Mega bites por segundo), mientras que en España o Corea del Sur debe superar los 100mbps.

Si bien el indicador oficial promedio en Latinoamérica oscila entre los 20 y los 25mbps, la realidad en la región dista mucho de los parámetros gubernamentales, El informe “Estado de la banda ancha en América Latina y el Caribe”, presentado en 2018, desarrollado por la CEPAL y cofinanciado por la cooperación alemana, evidenció que ninguno de los países de América Latina alcanza a tener al menos un 5% de sus conexiones a Internet con velocidades superiores a los 20 megabits por segundo, mientras que, en los países desarrollados, en Europa y América del Norte, el porcentaje de conexiones que se aproximan al indicador medio de Banda Ancha (100mbps), es cercano al 50%, en cuanto el otro 50% navega en promedio a las velocidad máximas estandarizadas en Latinoamérica (25mbs). En otras palabras, la banda ancha en América Latina es en Europa la Banda Estrecha y, aun así, el 95% de los habitantes de nuestra región no logra esta velocidad. El peor de los indicadores de velocidad en todo el continente, lo tiene Venezuela, cuyo registro es comparable con Afganistán o Argelia.

La Pandemia materializó con rostro humano las frías estadísticas.

La inesperada llegada de la pandemia del Covid19, obligó a la mayoría de los habitantes de Latinoamérica a entrar en un confinamiento obligatorio, al tiempo que Internet se convirtió en un recurso imprescindible para que las personas puedan continuar con su vida cotidiana, ya sea trabajando, estudiando o simplemente comunicándose, algo que no representó mayores traumatismo para los habitantes con ingresos suficientes en las grandes urbes, pero que en el caso de las familias por debajo de la línea de la pobreza, y  zonas rurales, convirtió a la “Brecha Digital”, que hasta ahora solo parecía ser una fría estadística, en una realidad palpable, en donde millones de personas de un día para otro, se quedaron sin acceso al trabajo, a un tipo de comunicaciones, la salud, pero sobre todo a la educación.

Según las Naciones Unidas, 1,200 millones de niños en todo el mundo se han quedado sin ir a la escuela por la pandemia. En Perú los niños de la aldea Qhantati Ururi (Puno), deben caminar 15 km diarios —dos a tres horas aproximadamente— apoyados de sus padres para llegar a la zona radial del altiplano, para poder escuchar el programa radial promovido por el gobierno: “Aprendo en casa”. Más del 80% de los niños que habitan zonas rurales en este país no tienen acceso a Internet, lo cual equivale a casi el 50% del total de la población infantil en edad escolar.

En Ecuador apenas el 37% de las familias tiene acceso a internet, significa que 6 de cada 10 niños no pueden estudiar, según la Unicef por otro lado, más de un millón de niños y adolescentes solo en la zona del litoral de este país, no puede conectarse a los contenidos educativos digitales y muchos deben recorrer grandes distancias o pedir Internet prestado, un fenómeno que es cada vez más frecuente en la nación Andina.

En Costa Rica de acuerdo con cifras oficiales del Ministerio de Educación Pública (MEP), la mitad de los estudiantes no tienen acceso permanente a Internet, computadora, tableta o teléfono inteligente. Algunos reciben material vía WhatsApp, cuando pueden pagar por una recarga en un dispositivo electrónico.

En Argentina, según el informe “Desigualdades Sociales en Tiempos de Pandemia” del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA), el déficit de acceso a la información en la infancia y adolescencia, evidenció que el 48,7% no tiene PC en sus casas y el 47,1% no tiene acceso a servicio de Internet.

El Rol de los gobiernos en la disminución de la Brecha Digital

Aunque con una clara ventaja respecto de los demás países, Uruguay es la nación que más rápido venció las desigualdades provocadas por la brecha digital como parte de una política de estado promovida durante los gobiernos de Mujica y Vásquez, es necesario precisar que, en un país tan pequeño poblacional y geográficamente, esta era una meta posible de alcanzar en corto tiempo, algo que, sin duda, no es tan sencillo en el resto de los países de la región.

Al revisarse las políticas públicas en materia de conectividad, podría afirmarse que en términos generales la mayor parte de los gobiernos de la región vienen haciendo esfuerzos importantes para disminuir las brechas, una misión titánica que requiere de colosales inversiones para lograr avances en esta material, siendo posiblemente Colombia, el país que en la última década mayores esfuerzos e inversiones ha materializado y reportado, logrando importantes avances en un país que aún mantienen graves problemas de orden público y una geográfica particularmente hostil, situación que se repite de forma similar en muchas otras naciones de la región como El Salvador o México.

Se require nuevas estrategias

Si bien la disminución de la brecha digital demanda de colosales esfuerzos de múltiples sectores, públicos, privados y multilaterales, a lo largo de la última década las particularidades de la región han permitido identificar elementos claves, sobre los que ya se ha desarrollado una curva de aprendizaje, la cual no se debe perder de vista para garantizar una real disminución de la Brecha Digital, especialmente en el contexto de la presente pandemia y de otras futuras que probablemente llegarán en los próximos años:

  1. Apropiación

Tal y como lo afirmó el director de la CRC, Carlos Lugo Silva, en el panel virtual: “Desafíos Regulatorios Poscovid”, realizado por Comtelca y Andinalink hace algunos semanas:

De nada sirve conectar el 40% de los colombianos que aún no tienen internet, si esta conexión no ofrece un valor práctico y útil en su vida cotidiana”.

La apropiación social de la TIC es una dimensión necesaria para garantizar que las comunidades realmente se conecten con los eslabones de la cadena de la comunicación digital, pues de lo contrario, tal y como lo advertimos meses atrás en el artículo: “Las anecdóticas y desarticuladas políticas TIC”, las inversiones no logran el impacto esperado. Es por esta razón que se hace indispensable que las inversiones en tecnología estén acompañadas de procesos sociales, pedagógicas y didácticos de apropiación social de las TIC.

2. Administración eficiente de los fondos universales

Una de las principales conclusiones del Congreso Latinoamericano de Telecomunicaciones 2019 (CLT19), coorganizado por CAF –banco de desarrollo de América Latina-, es la necesidad de garantizar que los denominados fondos universales[34] presentes en la mayoría de los países de la región, se administren de forma responsable, pero sobre todo eficiente:

“Se propuso resolver cuellos de botella que permitan administrar con eficiencia los fondos, garantizando condiciones para que los mismos sean reinvertidos en los fines propuestos y no pasen a cubrir programas de los presupuestos generales. Elementos ante los que resulta clave entender de manera holística, cómo se están empleando y si cumplen con sus objetivos propuestos…” Conclusiones del congreso Latinoamericano de Telecomunicaciones 2019 (CLT19)

3. Fortalecimiento de los pequeños y medianos ISP y WISP

Disminuir la brecha digital, no es necesariamente la prioridad de las grandes compañías de telecomunicaciones, cuyo legítimo interés, es la rentabilidad, lo cual en la mayoría de los casos riñe con los propósitos sociales para la disminución de la brecha digital. Las grandes compañías multinacionales de las telecomunicaciones, presentes en la región, evitan su presencia en las zonas en donde los márgenes de utilidad están por debajo de sus expectativas comerciales, incluso en muchos casos si los rendimientos están por debajo de lo esperado, se retiran, prueba de ello es que la mayoría de las licencias de operación en toda América Latina para estas compañías, incluyen el 100% de los territorios nacionales, sin embargo como lo demuestran las cifras, su cobertura está principalmente concentrada en los centro urbanos.

A diferencia de las grandes compañías de Telecomunicaciones, en toda América Latina se encuentran miles de pequeños operadores denominados: ISP (Internet Server Provider) o WISP (Wireless Internet Server Provider), que en muy complejas condiciones prestan los servicios de acceso a sus comunidades, y mantienen su presencia incluso en zonas de orden público y de difícil acceso, convirtiéndose en los principales reductores locales de brecha digital, tal y como lo analizamos en su momento en el artículo: “Las Wisp disminuyen la brecha digital”.

Adicionalmente los pequeños proveedores de Internet son los que mejor conocen a sus propias comunidades y las particularidades de la geografía de sus regiones, por lo que ellos deberían ser los principales actores en la transformación digital, sumando y articulando sus capacidades.

4. Cooperación Internacional

América Latina en términos generales es una región con muchas necesidades y carencias, razón por la cual la ayuda de la cooperación internacional se convierte en un importante activo para la materialización de los planes y programas gubernamentales, al tiempo que su presencia fortalece los mecanismos de seguimiento, evaluación y auditoria, en aras de una mayor transparencia en la búsqueda y concreción de los objetivos propuestos.

En conclusión, la Brecha Digital es una de las mayores amenazas para el aumento de la pobreza y la desigualdad en toda la región, un fenómeno que se hizo visible con la coyuntura actual de la pandemia, dejando a millones de ciudadanos ya no solamente sin acceso a la conectividad, sino adicionalmente sin acceso a la educación, el trabajo, la salud y las telecomunicaciones.

Si bien existen importantes y constantes esfuerzos en políticas públicas tendientes a la disminución de las brechas en distintos países de la región, se hace necesario que estos esfuerzos se enfoquen en priorizar cuatro aspectos transversales: La apropiación social de las TIC, La Administración eficiente de los fondos Universales, El fortalecimiento de los pequeños y medianos ISP y Las alianzas con la cooperación Internacional, una fórmula que si logra articular estos cuatro ejes estratégicos de forma transparente, rigurosa y constante, permitirá a través de los esfuerzos gubernamentales y de la sociedad civil, disminuir estas inaceptables desigualdades sociales.

Gabriel Levy

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