Android y IOS (Apple) han decidido unir esfuerzos para implementar conjuntamente una estrategia que permite la reactivación de la interacción social presencial y ayudar a la reactivación económica en base del modelo TraceTogether de Singapur. Que puede significar? ¿qué derechos estamos dispuestos a sacrificar para garantizar el derecho a la vida? Gabriel Levy nos explica.
Cerca del 73% de los dispositivos móviles del mundo utilizan como sistema operativo una versión de Android (del consorcio del que hace parte Google) o IOS(de Apple). Es justamente por esta razón que ambos gigantes tecnológicos californianos decidieron unir esfuerzos y sumar capacidades, a fin de implementar conjuntamente una estrategia que permite la reactivación de la interacción social presencial entre humanos y de paso ayude a la reactivación económica.
¿Cómo pretenden Google y Apple reactivar la interacción social en plena pandemia?
En el mundo han surgido muchos movimientos en contra del confinamiento o cuarentena como estrategia para enfrentar la pandemia del Covid-19. Aunque muchos expertos opinan que esta solución ha salvado miles de vidas, otros consideran que su impacto ha sido devastador no solo en la economía y en puestos de trabajo perdidos, sino también en la amenaza de hambre, desnutrición e incluso en la salud mental, por lo que pensar en alternativas no solo es adecuado, sino necesario.
Muchos gobiernos de la región han comenzado a citar el modelo sueco como el más adecuado para enfrentar la pandemia,, toda vez que ha mantenido los niveles epidemiológicos relativamente controlados y aunque las cifras de muertos son más elevadas que las de sus vecinos, ha logrado un cierto equilibrio epidemiológico sin tener que obligar a todos sus ciudadanos a estar encerrados en casa.
Si bien es cierto que Suecia pareciera alcanzar un relativo balance entre movilidad social, estabilidad económica, salud mental y control epidemiológico, no podemos perder de vista que el éxito de dicho modelo se basa en un recurso que solo Suecia posee: los suecos. El sentido de la responsabilidad social y colectiva de este pueblo nórdico, en donde al menor síntoma los ciudadanos se encierran en sus casas de manera voluntaria y la conciencia de todos sus individuos está por encima del control estatal, permiten este tipo de soluciones, algo que en América Latina es simplemente utópico de pensar, ante la falta de disciplina propia de nuestra idiosincrasia.
En otras palabras, aunque es un buen ejemplo, el modelo sueco solo sería reproducible en la práctica en otros países nórdicos como Noruega, Finlandia, Dinamarca o Islandia, por lo que regiones con sociedades muy diferentes deben optar por estrategias menos dependientes de la voluntad de cada individuo, pero que permitan conocer su comportamiento, y esa solución puede estar en el uso de las tecnologías.
La tecnología como alternativa al confinamiento
Tal como lo analizamos anteriormente en el artículo “COVID-19: El fracaso de la política occidental en un mundo digital” , varios países de la región de Asia Pacífico, como Singapur, Corea del Sur e incluso China, vienen liderando el control epidemiológico de la pandemia en el mundo gracias al uso de tecnología de punta, como aplicaciones móviles, inteligencia artificial y Big Data. Allí, a diferencia de América Latina, estos desarrollos no solo hacen parte de los discursos y promesas gaseosas de sus gobernantes, sino que se han convertido en tecnología palpable, implementada y aplicada en la cotidianidad de forma eficiente.
En el caso particular de Singapur, el uso de tecnología de punta permitió contener el anterior brote del SARS (un tipo de coronavirus en 2003), mediante la implementación de una aplicación llamada TraceTogether, y que fue actualizada este año al brote de Covid-19. La aplicación basada en tecnología Bluetooth, intercambia códigos entre usuarios que estén en un radio de 2 metros, de forma automática y encriptada, mediante dispositivos móviles. De esta forma si un usuario es portador de una infección, el sistema podrá avisar a las personas que estuvieron en contacto con él, creando una barrera de cuarentena en un grupo social específico, lo que permite romper las cadenas de contagios en un punto, sin tener que confinar a toda la población.
Inspirados en el éxito alcanzado por Singapur, China y Corea del Sur, los gigantes californianos de Google y Apple pretenden replicar este modelo mediante la implementación masiva de una solución similar en todos los móviles que utilicen el sistema operativo IOS y Android. Replicando el esquema de TraceTogether, esta utilizará el sistema de Bluetooth para el intercambio de códigos entre usuarios que estén en un radio determinado, todo esto de forma automática y encriptada a través de los Smartphone que actualmente utilizan las personas en el mundo, sin importa la marca.
Este esquema, combinado con suficientes pruebas diagnósticas aplicadas en la población y un reporte permanente y actualizado de casos positivos, podría ayudar a reducir los esquemas de confinamiento en todo el mundo.
“Al principio, el software consistirá simplemente en una aplicación que permitiría a los distintos sistemas operativos de los teléfonos Apple y Android intercambiar datos entre sí. Los usuarios deberán descargar por separado las aplicaciones creadas por las autoridades sanitarias que utilizarían esa API como sistema subyacente para el intercambio de datos. Los funcionarios de salud pública podrán acceder a los datos, pero estos no incluirán información que pueda identificar a nadie, ni para las empresas ni para los gobiernos.”
Patrick Howell O’Neill para Mit Technology Review
La aplicación será lanzada el mes de mayo de 2020 por las empresas californianas y estará integrada con las aplicaciones para el Covid-19 que utilizan los diferentes Estados alrededor del mundo. Al principio la descarga y uso de la aplicación será voluntaria para los usuarios, no obstante, una vez probada, ambos fabricantes pretenden que las aplicaciones queden disponibles en los sistemas operativos de forma prestablecidas en los Smartphone y por consiguiente volviendo obligatorio su uso.
“Las dos compañías planean añadir el software de rastreo de contactos directamente en los sistemas operativos, de modo que se incluiría por defecto en los teléfonos de un mayor número de personas.” Patrick Howell O’Neill para Patrick Howell O’Neill para Mit Technology Review.
Una solución que sin duda desencadenará mucha polémica
Inevitablemente, la existencia de una base de datos con información epidemiológica georreferenciada de las personas es una amenaza latente para los derechos civiles y la privacidad de las personas, tal y como está ocurriendo en China, en donde el rastreo milimétrico de sus ciudadanos encarna a la perfección el gran hermano planteado por George Orwell en su novela 1984.
“Una aplicación llamada Alipay Health Code asigna a las personas el color verde, amarillo o rojo, según tengan permitido entrar en espacios públicos o para ponerlas en cuarentena en su hogar. Para identificar posibles portadores de virus utiliza el big data y ya ha sido adoptada en más de 200 ciudades chinas.” Afirma Pratik Jakhar en un artículo para la BBC.
Pero no solo ha sido polémica esta aplicación, ya que Tencent, la compañía que desarrolló WeChat (El WhatsApp chino), lanzó una función de seguimiento epidemiológica basada en tecnología de códigos QR y que se masificó en muy corto tiempo.
Para Elliott Zaagman, citado recientemente en un artículo de la BBC:
“Si hay una lección que las autoridades chinas están aprendiendo aquí, es a conocer dónde están los ‘puntos débiles’ de su aparato de vigilancia.
La privacidad ya se estaba convirtiendo en algo del pasado en China. Un brote como este solo acelerará ese proceso”. Elliott Zaagman analista de la BBC y presentador de China Tech.
Tanto Google como Apple han asegurado que la información de cada usuario permanecerá confidencial, garantizando la privacidad a través de un modelo basado en la gestión descentralizada de la información, el riesgo de que los gobiernos utilicen este gran repositorio de datos con propósitos de seguimiento e interceptación de personas queda latente, al tiempo que para los organismos reguladores será muy difícil evitar que incluso Google o Apple utilicen parte de la información con fines comerciales, como lo vienen haciendo hasta ahora con otros desarrollos tecnológicos.
Es indiscutible que existe un riesgo frente a la privacidad y los derechos civiles de millones de ciudadanos al implementar un sistema de monitoreo como el que está desarrollando las empresas mencionadas, sin embargo, no debemos perder de vista que las actuales medidas ya implementadas alrededor del mundo también constituyen una forma de violación a muchos derechos humanos y civiles. Un confinamiento obligatorio atenta contra la libre movilidad de las personas, el sano esparcimiento, el derecho a la recreación y el uso de los espacios públicos e incluso para muchas personas, se vulnera su derecho al trabajo, a la educación o, peor aún, el derecho humano a la nutrición y alimentación básica, entre muchas otras privaciones.
Seguramente y ante la ecuación que nos plantea el Covid-19 sea necesario preguntarnos como sociedad: ¿qué derechos estamos dispuestos a sacrificar para garantizar el derecho a la vida?
En Conclusión, la nueva tecnología que busca implementar Google y Apple ha demostrado en países como Corea del Sur y Singapur, que puede ser efectiva para el control epidemiológico sin que se tenga que recurrir a medidas tan extremas como el confinamiento social, convirtiéndose por ahora (mientras surge una solución clínica) en la mejor alternativa al confinamiento en el corto plazo para combatir la pandemia del Covid-19 y evitar el colapso de la economía global. Es necesario que esta implementación vaya acompañada por organizaciones multilaterales, civiles y organismos de control político en cada país, promoviendo acciones efectivas para que no se conviertan en un arma política, militar y social en contra de los derechos civiles de los ciudadanos.
Finalmente es indispensable que nosotros como ciudadanos desarrollemos un mayor nivel de conciencia social, sin pretender que nos comportemos como los suecos, al menos seamos capaces de demostrar que como sociedad cumplimos con unos mínimos de responsabilidad.
Gabriel E. Levy B.
El texto ha sido publicado anterioramente en Andinalink